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el ritmo que nos mueve

La palabra insuficiente

El saludo no pudo ser más casual. Siguieron las preguntas triviales, cotidianas, disfrazadas de importancia. Ella tenía prisa y se lo dijo, pero él la detuvo con la mano. Al sentir la fuerza que sujetaba su brazo, empezó a sentir un movimiento que crecía en su interior. Sabía que era importante esa detención, que sujetar a una mujer con tal coerción no era algo común. Accedió al momento. Esperó conocer el motivo de aquella escena. Él la miró de cerca, como nunca, sintiendo que respiraban al mismo tiempo. Ambos estaban en el punto de casi estallar, de querer estar en el siguiente segundo para saber lo que pasaría. Entonces de sus labios salió sólo una palabra, la cual, no fue suficiente para transformar ese momento, para explotar en pedazos, para cambiar el mundo.

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